03.05.2019

Alergias

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¡Achís!

Gafas oscuras, sol, terrazas, días más largos, mangas más cortas… Todas las maravillas de la primavera van acompañadas de síntomas que a más de alguna le hacen saltar las lentillas y a alguno despeinarse la melena. Has dado en el clavo, ¡las alergias!

Las alergias son el conjunto de alteraciones de carácter respiratorio, nervioso o eruptivo que se producen en el sistema inmunológico por una extremada sensibilidad del organismo a ciertas sustancias a las que ha sido expuesto, y que en condiciones normales no causan esas alteraciones.

¿Qué es la alergia y qué es el polen?

Cuando hablamos de ella no solo nos referimos a la polinosis, la alergia al polen, aunque solo este tipo de alergias afecta a cerca de ocho millones de españoles, según la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Crónica (SEAIC). ¿Cómo te quedas? Lo más habitual es que se dé con mayor frecuencia en ambientes urbanos que rurales ya que la contaminación atmosférica favorece su efecto. Así que ya sabes, ¡menos acera y más paseos por la montaña esta primavera!

El polen, del latín pollen, «polvillo muy fino», es el nombre colectivo de los granos, más o menos microscópicos, que producen las plantas con semilla. Durante la polinización, una sola planta produce miles de granos de polen, que no se ven a simple vista, pero ellos son los principales responsables de las alergias primaverales. La aerobiología es la ciencia que estudia las partículas biológicas transportadas pasivamente a través del aire, tales como bacterias, esporas de hongos, insectos muy pequeños y polen. Uno de los principales campos de la esta disciplina ha sido el de analizar estas partículas para luchar en la prevención de los síntomas de las alergias al polen.

Las alergias primaverales pueden convertir esta preciosa estación del año en una auténtica locura en la que los ojos llorosos, las narices mocosas y los picores de garganta sean los auténticos reyes del mambo. ¿Sabes qué síntomas son los principales y cuáles pueden ser tus soluciones? El origen de una alergia, sin embargo, no está en el elemento que la produce, sino en el individuo que la padece, según los estudios realizados por el doctor Clemens von Pirquet (Austria) a principios del siglo XX. Este médico austriaco se basó en la vacuna de la viruela para introducir el término «alergia» con el que designó las reacciones a ciertas vacunas.  

En España el polen de las gramíneas (familia de plantas herbáceas con cerca de 12.100 especies encontradas) se esconde detrás de la inmensa mayoría de las alergias primaverales. El Comité de Aerobiología de la SEAIC destaca que la sensibilización a este tipo de plantas predomina en el Centro y el Norte del país, mientras que en el litoral Mediterráneo la presencia de Parietaria judaica (una maleza) relega la alergia a las gramíneas en un segundo plano. En el Sur de España, la alergia al polen del olivo es también frecuente.

Las concentraciones de polen en el ambiente dependen en gran medida de las condiciones climatológicas de la región en la que nos encontremos, especialmente de las lluvias que se hayan registrado.  Cuanto menos llueva, más intensas serán las alergias, ya que la atmósfera no ha podido limpiarse. Aunque la lluvia puede resultar un arma de doble filo ya que, aunque limpia la atmósfera, también puede favorecer la floración. Lluvia, menos alergias, sequía, ¡estornudos a tope!

¿Cuáles son los principales síntomas de las alergias primaverales?

Los síntomas asociados a las alergias primaverales son muy variados ya que, dependiendo de la persona, pueden afectar a diferentes partes de nuestro cuerpo como los ojos, la nariz, la garganta o los pulmones.

Los principales síntomas de la alergia al polen son los siguientes:

●     Estornudos

●     Picazón en la nariz, en los ojos o en el paladar

●     Mocos, nariz congestionada. La tan conocida rinitis.

●     Ojos llorosos, irritados o hinchados, también conocida como conjuntivitis.

●     Síntomas pulmonares: podemos tener manifestaciones alérgicas en los pulmones, lo cual se traduce en tos seca o dificultades respiratorias.

 

¿Cómo se trata la alergia al polen?

Existen varios métodos para tratar la alergia al polen:

Los antihistamínicos: son unos medicamentos que permiten aliviar los síntomas de la alergia. Estos fármacos bloquean la acción de la histamina, una sustancia química que genera nuestro cuerpo que provoca síntomas propios de la alergia. Además de en las reacciones alérgicas, esta sustancia también interviene en la secreción de jugos gástricos y en la regulación de los ciclos del sueño. En la actualidad, los antihistamínicos más utilizados son la Cetrizina, la Desloratadina, la Ebastina, la Levocetrizina y la Loratadina. ¿Te suenan?

Para ayudar con la congestión de la nariz, se pueden utilizar otros productos como sprays nasales o productos descongestionantes con, por ejemplo, la oximetazolina.

 La inmunoterapia, más conocida como vacuna de la alergia. Este tratamiento consiste en la administración -por vía subcutánea o sublingual- del elemento que provoca la alergia en dosis cada vez más elevadas, hasta un máximo preestablecido por el médico especialista en Alergología. Este proceso puede durar entre 3 a 5 años y es el único tratamiento capaz de mejorar la alergia e incluso puede lograr que esta desaparezca.

Antes de someterte a cualquiera de estos tratamientos debes consultar con tu médico o a tu farmacéutico. No te automediques nunca.

Algunas medidas para aliviar los síntomas de la alergia

●     Sube las ventanillas del coche

●     No seques la ropa al aire libre ya que el polen puede impregnarse en ella

●     Intenta salir menos los días en los que el recuento de pólenes sea elevado, y sobre todo los días de viento

●     Usa gafas de sol y una mascarilla que te cubra nariz y boca si vas a permanecer largos periodos de tiempo en el exterior. Parece exagerado pero no lo es, ¡evitarás muchos síntomas!

●     Procura no cortar el césped o sentarte encima de él

●     Mantén cerradas las ventanas y puertas de tu casa para evitar que entre el polen

●     Evita salir a la calle entre las 5 y las 10 de la mañana y entre las 7 de la tarde y las 10 de la noche, ya que son las horas de mayor polinización

Las enfermedades alérgicas constituyen un problema de salud pública a nivel global cuya incidencia va en aumento a medio y largo plazo. Es esperable, pues, un incremento de la demanda sanitaria por estos procesos, con el consiguiente impacto sobre la salud pública y los recursos sanitarios disponibles. ¿Prevenimos?

Mantente al tanto de los recuentos de pólenes de tu ciudad gracias a la SEAIC aquí.

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